Amor en dos ruedas.
No tema estimado lector que no voy a cambiar el tema de los comentarios semanales. El mismo sigue estando relacionado con el mundo del video,solo que hoy se une al amor.
Me encontraba en Trinidad invitado esta vez por la Universidad Técnica del Beni, para impartir unos cursos de posgrado, cuando observé lo que les comento.
Trinidad además del clima y lo exhuberante de su vegetación y ríos, se caracteriza por el empleo de un singular medio de transporte: la motocicleta.
Este tipo de transporte es muy peculiar en la región y aunque en otras partes de Bolivia, también las he observado en cantidades, nunca como en Trinidad.
Generalmente sirve como medio de transporte por el día. Incluso taxis motocicletas abundan en la región y por la noche se transforman en el hobby de los jóvenes.
La Plaza Principal es el escenario de mi narración, allí los jóvenes conversan, se piropean, discuten y se enamoran, siempre en dos ruedas.
Un domingo al caer la tarde, me llamó la atención un grupo de motocicletas que daban vueltas y más vueltas alrededor de la Plaza. En las primeras vueltas no observé nada raro, pero en las siguientes, algo atrajo mi atención. Eran las dos motos que encabezaban la marcha, tal cual un desfile militar.
En la segunda moto una pareja de jóvenes: el manejaba y ella con una sonrisa de par en par demostraba su felicidad. Los curiosos que observábamos este hecho, enseguida empezamos a preguntarnos qué sucedía. Al cabo de varias vueltas, uno de los acompañantes gritó que se trataba de una despedida de solteros, pues al día siguiente se casarían.
A pesar de lo singular de tal despedida, la primera moto fue la que me llamó más la atención. La manejaba una muchacha y detrás pero de espaldas a ella un joven con una filmadora de video grababa esta singular despedida. Entonces dígame usted estimado lector si el amor, las dos ruedas y el video no están ligados.
Carlos Bravo Reyes
Publicado en septiembre de 1992
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